Tuesday, December 15, 2009

Feliz Navidad y Feliz Ano Nuevo


Queridas y Queridos,

"Vimos la estrella, hemos escuchado el canto de los ángeles, y aquí estamos para adorarte, Niño Jesús".


"We saw the star, we heard the angels: here we are, Lord, we come to adore YOU".


"Abbiamo visto la stella, abbiamo ascoltato il canto degli angeli e siamo venuti anche noi ad adorare il bambino Gesu' ".



Feliz Navidad, y Feliz Año Nuevo
Con Cariño,
las hermanas de México

Il Papa e i giovani

http://www.h2onews.org/index.php?option=com_content&view=article&id=18326:h2onews&catid=4:cultura&Itemid=55

Monday, November 30, 2009

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Cerré los ojos, no te vi, y no te sentí.
Cerré los ojos, me perdí en la soledad
cerré los ojos y mi corazón dejó de latir,
cerré los ojos, me adentré en la confusión.
Abrí los ojos, renací, y te encontré
abrí los ojos y te vi y me puse a andar
dejé los miedos a luchar, mi pasividad.
Y ahora no hay nada ajeno a mi, todo habla de ti.

Decidi mirar la realidad y no dejarme llevar
por los falsos dioses de la gran ciudad
decidi cambiar la realidad, y no me dejé arrastrar por
aquellos que mantienen las cosas cómo estan... Y te digo:
Abre los ojos, tiende tu mano!
Abre los ojos a la realidad (bis)... a tu realidad!

Fuimos saliendo del guión, de esa "gran verdad"
que nos recuerda que "triunfar" es mirar por ti,
que los demás están de más, a no ser que estén
a nuestros pies, para servir, usar y tirar.
Nos empeñamos en cambiar lo que no anda bien
nos implicamos más y más... ya no hay marcha atrás.
Y aunque no es fácil navegar siempre a contra mar
quien nos empuja fue capaz de andar sobre el mar.

Decidi mirar la realidad ...
Abre los ojos Cristo ha vencido!
Alza tus manos, aleluya!
Abre los ojos ha resucitado!
Tiende tus manos a la realidad, a tu realidad!

Cerré los ojos, no te vi, y no te sentí.
Cerré los ojos, me perdí en la soledad
cerré los ojos y mi corazón dejó de latir,
cerré los ojos, me adentré en la confusión.
Abrí los ojos, renací, y te encontré
abrí los ojos y te vi y me puse a andar
dejé los miedos a luchar, mi pasividad.
Y ahora no hay nada ajeno a mi, todo habla de ti.

Decidi mirar la realidad y no dejarme llevar
por los falsos dioses de la gran ciudad
decidi cambiar la realidad, y no me dejé arrastrar por
aquellos que mantienen las cosas cómo estan... Y te digo:
Abre los ojos, tiende tu mano!
Abre los ojos a la realidad (bis)... a tu realidad!

Fuimos saliendo del guión, de esa "gran verdad"
que nos recuerda que "triunfar" es mirar por ti,
que los demás están de más, a no ser que estén
a nuestros pies, para servir, usar y tirar.
Nos empeñamos en cambiar lo que no anda bien
nos implicamos más y más... ya no hay marcha atrás.
Y aunque no es fácil navegar siempre a contra mar
quien nos empuja fue capaz de andar sobre el mar.

Decidi mirar la realidad ...
Abre los ojos Cristo ha vencido!
Alza tus manos, aleluya!
Abre los ojos ha resucitado!
Tiende tus manos a la realidad, a tu realidad!

Sunday, November 22, 2009

Adviento 2009



4 PALABRAS PARA CUATRO SEMANAS DE ADVIENTO




Y UNA PALABRA PARA CADA DIA 2009

1ª Semana de adviento: ¡VIGILAD!

Lunes: Vigilad vuestra conciencia. No os dejéis llevar por el relativismo que todo lo confunde y todo lo relaja. Cuanta más agua echamos al café, más propiedades pierde éste. El Señor, ante su venida, nos pide tomar conciencia de su llegada. ¿Por qué nos cuesta tanto? Un poco de fe, y no mucho más, necesitamos para vivir estos próximos días de la Navidad. ¿Por qué –como el viejo centurión- no decimos: “Señor; no soy digno de que entres en mi casa”? ¿Acaso no será que no palpamos la presencia del Señor? ¿Por qué no ser un camino por donde venga Jesús?
Que no ocurra en nosotros como aquel joven que, en actitud burlesca, se sentó en una plaza el día de Navidad –esperando a que pasara Dios- inconsciente de que, Dios, en la otra esquina de la misma plaza pedía en forma de mendigo; en el hospital gemía en un enfermo o, que en su misma casa, con su madre –en ese mismo momento- estaba muriendo.

“Os aseguro que en Israel no he encontrado en nadie tanta fe” (Mt 8,5-11)
Martes: Vigilad vuestras miradas. A veces vamos detrás de lo superfluo y dejamos a un lado lo importante. Lo esencial, muchas veces, es imperceptible a los ojos. ¿Vemos el aire? ¿Observamos el oxígeno? En cambio, lo comprobamos por nosotros mismos, sin ellos, no podríamos vivir.
Demos gracias a Dios, en este día, porque su presencia, sus cosas, las cosas del Señor las revela a gente como nosotros. A personas que no dudamos de El y que, por el contrario, preparamos su venida. ¡Cuántos hombres desearían tener lo que nosotros tenemos! ¡Cuántos hombres y mujeres todavía no conocen que, Jesús, nació para traernos la Salvación de Dios! Que nosotros, ya que lo vivimos por la oración, que lo hemos recibido por el Bautismo o que lo recibimos en la Eucaristía, sepamos valorar la suerte que tenemos de ver y oir lo que el Señor nos hace y nos dice.

“Te doy gracias..porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos”
(Lc10,21-24)

Miércoles: Vigilad vuestra generosidad. Cuando hay fe, el pan se multiplica. Cuando han egoísmo, hasta la riqueza se convierte en pobreza. El Señor viene en Navidad. Y, entre otras cosas, viene para recordarnos que en el mundo podemos vivir como hermanos. Que en la tierra se puede vivir dignamente poniendo todos un poco de nuestra parte. Si el Señor hizo andar a los paralíticos, devolvió la vista a los ciegos o la sensación del sonido a los sordos ¿por qué no nos va a dar a nosotros lo que más necesitamos para ser felices? Recientemente, un joven, en un programa televisivo decía –más o menos- lo siguiente: “no me falta de nada, pero siento que me falta algo” ¿No le faltaría a este chico alguien? ¿Alguien con quién hablar? ¿Alguien con quién compartir? El Señor, viene en Navidad, vigilemos para que repartamos, como Dios lo hace, con el corazón.

“El mandó que la gente se sentará en el suelo. Comieron todos hasta saciarse”
(Mt 15,29.37)

Jueves: Vigilad vuestra lealtad. ¿Qué es lo que más nos duele de una ofensa de un amigo? ¿Acaso no es el sentirnos traicionados por él? La lealtad significa, entre otras muchas cosas, permanecer fieles hasta el final. No ser como la veleta que, tan pronto, apunta al norte como hacia el sur (según la dirección del viento). El Señor viene. ¿Cómo nos encontrará? ¿Inquietos o firmes? ¿Leales a su Palabra o distraídos con simples tebeos? ¿Diciéndole que le queremos u olvidando sus mandamientos? Sí; amigos. El movimiento se demuestra andando y, por ello mismo, en este día pidamos al Señor que nos ayude a cumplir su voluntad en los pequeños detalles de cada día. Cada uno en su sitio y, en cada sitio, desarrollando con espíritu cristiano nuestras tareas. ¿O eso no es cumplir también la voluntad del Señor? ¿Seremos capaces de construir la vida según los planos de Dios? La Navidad es una oportunidad para intentarlo. Para echar cimientos y de los buenos: con amor.

“No todo el que me dice –Señor, Señor- entrará en el reino de los cielos”
(Mt 7,21)

Viernes: Vigilad vuestra vista. Hay gente que cree saberlo y verlo todo. Luego pasa lo que pasa. Las grandes equivocaciones nacen muchas veces por querer abarcarlo todo y por pretender saberlo todo.
Llega la Navidad. ¿Qué nos dice el Señor? ¡Que abramos bien los ojos! ¿No os parece que estamos un poco colapsados por lo que el mundo nos ofrece y poco sensibles a lo que Dios nos da? ¿Quién regala en Navidad? ¿Dios o el hombre? ¿No es Dios, quien adelantándose, nos ofrece todo su amor en Jesús?
Recientemente, antes de morir el campeón de esquí, Fernández Ochoa, decía “morir es pasar de la tiniebla a la luz”. El Señor, todos los días, cuando amanece, nos da una nueva oportunidad para pasar del error a la verdad; de la ceguera espiritual a la amistad con él. Por algo, y volviendo al deportista español, también antes de morir afirmaba: “hay que vivir con dignidad, la vida es muy corta y demasiado bonita”. Que el Señor, que llega en Navidad, nos ayude a abrir bien los ojos para disfrutar de tantas cosas buenas que Dios nos regala. ¡Seamos esquiadores hacia Belén! ¡Cerremos los ojos y, cuando los abramos, que veamos al Señor! ¡Será Navidad!

“Les tocó los ojos diciendo: que os suceda conforme a vuestra fe; y se les abrieron los ojos” (Mt 9,27ss)

Sábado: Vigilad vuestra compasión. Cuando encendemos la televisión ¿qué preferimos? ¿Las escenas de pobreza o los palacios atestados de riquezas? ¿Qué mantenemos como programa preferido? ¿Uno sobre el Tercer Mundo o una película de violencia, acción, amor..? Jesús, que se va acercando poco a poco, se compadecía de la gente que lo pasaba mal.
En las grandes ciudades, si lo pensamos un momento, la gente va deprisa; camina acelerada; mira al frente pero no se mira de frente; cada uno marcha hacia su responsabilidad. Recientemente nos sorprendía una noticia: “un trabajador ha permanecido muerto en su mesa de trabajo cuatro días, sin que nadie se percatase de lo sucedido”. Necesitamos de la Navidad. Entre otras cosas para que el Señor mueva nuestra compasión y revitalice nuestros sentimientos de solidaridad con los que sufren. ¿Lo harás Señor? ¿Dejaremos que renazca en nosotros la compasión? ¿Quieres saber cómo puedes ser feliz? ¡Haciendo felices a los demás! En definitiva, eso es lo que intentará, Dios con nosotros, en Navidad.

“Lo que habéis recibido gratis, dadlo gratis” (Mt 9,35ss)



2ª Semana de adviento: ¡CAMBIAD!

Lunes: Cambia de actitud
Hoy, al llegar del trabajo, mi hijo me abrazó y luego muy serio me preguntó:
- Papá, ¿Dónde está Dios?
-En mi familia, en mis compañeros de trabajo, en el médico que me atendió en la clínica. En una persona me hizo un gran favor y se interesó por mí.
-Hoy Dios se hizo presente, cuando sentí la necesidad de confesarme
-Hoy Dios me vino a la memoria cuando ayudé a empujar una silla de ruedas. Cuando, me llamaron para ayudar económicamente. Al visitar un enfermo.
-Dios está en todas partes. Descubramos la presencia de Dios en todo lo que nos rodea y demos gracias a diario por su infinito amor. Es cuestión de no ser tan negativos, y en lo sencillo, darnos cuenta que el Señor anda muy cerca de nosotros.

“Hoy hemos visto cosas admirables” (Lc 5,17-26)

Martes: Cambia de dirección.
El mundo de la técnica, nunca como hasta ahora, nos dado tantas oportunidades para situarnos y no andar perdidos. Pero sorprende, por otra parte, como cada día en la prensa, surgen noticias de personas que se sienten desilusionadas, perdidas, sin horizontes: tienen de todo…y están perdidos. ¿Cómo puede ser posible con tanta brújula del bienestar, tantos seres humanos insatisfechos?
Llama la Navidad a nuestras puertas. Dejémonos encontrar por el Señor. Cambiemos de rumbo en aquello que sólo nos trae desdicha, mal humor, impaciencia o desencanto. Acordémonos de aquel viejo proverbio: “déjate querer y te querré” o “déjate encontrar y te encontrarás”

“Vuestro Padre del cielo no quiere que se pierda ni uno de estos pequeños”
(Mt 18,12-14)

Miércoles: Cambia el cansancio.
Recientemente nos sorprendía una encuesta: un alto porcentaje de jóvenes no tienen motivaciones para seguir estudiando. Esto es serio. ¿En qué estamos fallando? Nos agobia la sociedad de la opulencia (¡tenemos todo tan fácil y tan al alcance de la mano!). Nos cansa el ocio, las fiestas, las idas y venidas, los amigos y el estudio, el trabajo. Hasta el vivir nos puede llegar a aburrir y cansar.
El Adviento es un tiempo de esperanza. Estas semanas nos ofrecen una serie de vitaminas que son imprescindibles para ser felices: la alegría (que no es la del payaso), el regalo de la paz interior (que no es el regalo del Corté Inglés), el optimismo de la fe (que no es la ilusión ni los maniquís de los escaparates).
Vamos a cambiar el cansancio por la paz que, Jesús, nos ofrece en su descendimiento hasta nosotros en Navidad. ¡Gracias, Señor! ¡Necesitamos tu venida! ¡Nos encontramos un poco hartos y agotados en este mundo!

“Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré”
(Mt 11,28-30)

Jueves: Cambia de estatura.
Ser grande, a los ojos del mundo, no significa tener las puertas abiertas en el cielo. Al contrario: a mayor responsabilidad en la tierra, ¡más nos ha de exigir Dios por aquello que hicimos o no en su nombre o en favor de los demás! ¿En qué somos grandes? ¿Nos lo hemos preguntado alguna vez? ¿En qué somos pequeños? ¿Nos lo hemos planteado? ¿Queremos ser grandes para Dios o gigantes para el mundo?
En Belén, en la basílica de la Natividad, la puerta es tan pequeña que, para entrar, hay que agacharse, doblarse, humillarse, inclinarse. Y, sino, te quedas fuera.
La próxima Navidad, será grandiosa, no por las luces ni los dulces; será singular no por los belenes o adornos que ponemos en nuestras casas o calles. La Navidad será única e irrepetible y agradable ante los ojos de Dios si, como Juan Bautista, nos hacemos pequeños para reconocer su llegada. Pero…nosotros nos empeñamos en aparentar ser gigantones y, a veces, manejados, bailados y utilizados por el “don consumo”.

“El más pequeño en el reino de los cielos es más grande que él”
(Por Juan Bautista) (Mt 11,11)

Viernes: Cambia de felicidad.
¡Para que pides!...Si no tienes fe en ti mismo... en la vida...¡ni en Dios!
¿Para qué felicidad y maravillas? Si tienes el mundo, que es un libro de sabiduría...
¡Y no sabes leerlo!
¿Para qué quieres estrellas...Si te falta la luz?
¿Para que pides felicidad….Si no te conviertes a ellas, si se te regateas la fe, si no le das lugar a Dios, si le reduces el espacio de tu corazón?
¿Si andas el camino y los acontecimientos, con las antenas cerradas?
Para qué decir: Señor... dame la felicidad...¿si no estas dispuesto a ser feliz...?
Es Adviento, dejemos que Dios nos envíe, con Jesús, un poco de felicidad.
Y que, la Navidad, sea una razón para dejar que, el corazón, baile, disfrute y pueda ser una gruta donde Dios nazca de verdad. ¿Lo intentamos? ¡Vamos a ello!

"¿A quién se parece esta generación? …pero los hechos dan razón a la sabiduría de Dios” (Mt 11,16-19)

Sábado: Cambia de “radar”.
Siempre y sobre todo, desde el carné por puntos, supone un riesgo el no respetar las reglas de juego que intervienen en el código de circulación.
Dios se duele una y otra vez, de la falta de sabiduría del ser humano para reconocer su presencia. Los profetas fueron maltratados, ninguneados, algunos aniquilados y, Jesús mismo, llevado a una cruz.
El Adviento nos invita a comprar el “radar de Dios”. ¿Qué es el radar de Dios? Es aquella sensibilidad especial que nos hace percatarnos de que, el Señor, viene a nuestro encuentro. Que lo tenemos delante. Que va a nacer en una cuna. Que, el amor que Dios nos trae, es la mejor medicina para un mundo enfermo.
Se acercó un discípulo a su maestro espiritual y le pregunto; ¿si subo a la montaña podré ver a Dios? ¿Sabéis lo que le contestó el maestro? Quita la montaña de tus ojos, la tierra de tus ojos, las piedras de tus ojos…y verás a Dios.
¿Qué debemos de quitar de nosotros para vivir de verdad el espíritu de la Navidad?

“Os digo que Elías ya ha venido, y no lo reconocieron….Así también el Hijo del Hombre va a padecer a manos de ellos” (Mt 17.10-13)



3ª Semana de adviento: ¡ALEGRAOS!

Lunes: Alegraos de Jesús
El Papa Benedicto, no hace mucho tiempo, nos alertaba de lo siguiente: “en el mundo hay un gran olvido sistemático de Dios”. ¿Qué es la Navidad entonces? ¿Para qué una Navidad sin Niño? ¿Para qué un Belén sin amor divino? ¿Para qué gastar kilowatios en luces, si esas luces, no significan algo más profundo que fasto y gasto desenfrenado?
Nosotros, como cristianos, tenemos un gran reto: que no nos roben el sentido de la Navidad. Nuestra alegría será gigantesca, verdadera, ilusionante, si ponemos a Jesús en el centro de estos días que se acercan. ¿Es Jesús tu alegría? ¿Ponemos la estrella, el árbol, el belén, los adornos en su nombre?
Algunos (incluso cristianos) cuelgan en sus casas, en sus balcones y en sus ventanas a “ese muñeco barrigudo y barbudo llamado papá noel”. Nosotros, por el contrario, en el corazón y en el hogar…pondremos el Belén. Entre otras cosas porque nos alegramos del nacimiento de Jesús. ¡Somos los de Jesús!

¿Con qué autoridad haces esto? ¿Quién te ha dado semejante autoridad?
Mt 21,23-27

Martes: Alegraos de creer
El que con fe se acerca a Dios, no vuelve con la canasta vacía
Fe es lo que da valor a las cosas que no podemos ver
Fe es acercarse a Dios y es llevar fruto aun en la debilidad
Fe es la palabra de aliento para los que están en sufrimiento
Fe es el regalo de Navidad que tenemos para lograr la paz
Fe es lo que recibimos al oír la palabra de Dios
Fe es la que debe permanecer en nuestros corazones, junto con la esperanza y el amor. Es lo que nos hace caminar confiados en las manos de Dios.
Fe es el escudo o defensa que tenemos los cristianos para rechazar
¡Alegrémonos, amigos! Teniendo tanto por hacer, y a Dios por medio, el creer, acoger y esperar en Jesús, es el regalo más codiciado y escondido de la Navidad.
¿Creemos de verdad? Os dejo con esta anécdota
Luis IX, rey de Francia, estaba trabajando arduamente en su despacho,
cuando el mayordomo llegó, y le dijo:
–– “¡Majestad, ven pronto, por favor!... En la capilla del palacio, sobre el altar,
se apareció Jesús; todos le están viendo”.
Sin emocionarse, el rey contestó:
–– “Yo siempre he creído que Jesús está presente en la Eucaristía; ninguna necesidad tengo de verle con los ojos”.

“Y aún después de ver esto, vosotros no recapacitasteis ni le creísteis”
Mt 21,28ss

Miércoles: Alegraos de ver y de oir
Caminando en la noche, la humanidad no ve, todo es oscuridad.
¡Sólo la luz del sol! nos puede despertar del largo sueño.
Encendiendo en el corazón, la fe y el amor.
¡Ven y sálvanos! Caminando en la luz, la vida tiene otro color.
¡Todo es regalo de Dios! en el nuevo día.
¡El Señor trae la salvación! Se oye una canción de libertad, vuela la paz,
y en la tierra brilla la felicidad.
¡Ven y sálvanos! Porque, la realidad que nos rodea, está inquieta, enferma, ciega y torpe para ver y escuchar los latidos de la Navidad.
¡Ven y sálvanos! Mira, Señor, la prensa de cada día. ¿No lo lees? ¿No ves las imágenes de terror y de hambre, de injusticia y de guerras?
Hoy, Señor, nos alegramos de ver y oir el clamor de los pobres.

“Id y anunciar a Juan lo que habéis vito y oido: los ciegos ven, los invalidos andan…”
Lc 7,19-23

Jueves: Alegraos del camino
No hay Navidad para el amor: el amor es la Navidad. La Navidad es el amor de Dios. ¡Cómo no vamos a estar alegres, ya desde ahora, ante el gran acontecimiento que se avecina!
El amor es la Navidad y, la Navidad, es el amor de un Dios que baja. Que se precipita a velocidad de vértigo para salvar a la humanidad. ¿Nos damos cuenta de ello?
¡Atrévete, confía en mí, y te recogeré! (decía su padre a un niño que pretendía deslizarse por el tobogán).
¡Baja, Señor, porque te necesitamos! La Navidad es un camino, es el tobogán por el que Dios desciende para que nosotros, hombres y mujeres, disfrutemos de su presencia. ¿Nos molestaremos en salir a la ventana para ver el mensaje que trae el cielo?
Unos, los más inconscientes, jugarán con estos días como si de un juguete se tratara. Otros, ojala nosotros, estaremos al pie del Misterio: quedándonos con el mensaje de unos días en los que, Dios, ablanda el corazón de los más duros y acerca a los adversarios para que se den la mano.

“Yo envío mi mensajero delante de ti para que prepare el camino ante ti”
Lc 7,24-30)

Viernes: Alegraos de la verdad
Una mujer dirigía siempre su oración y nunca era respondida por Dios. Pidió entonces ayuda a un sabio que habitaba en un convento muy alejado, quien le dijo: ¿"Cómo oras a Dios? "Ella respondió:" Señor, este día tengo muchos problemas, muchas dificultades, necesito ayuda y ya no se que hacer. Te pido que tengas compasión de mi pues mis fuerzas se han agotado. Mi familia no me ayuda y tengo muchos enemigos"
A lo que el sabio respondió:
"Tu problema radica en algo muy sencillo, cuando oras, debes ver a Dios y no ver tus problemas. Dirigirte a Dios confiando en que El escucha, y sabiendo que su poder está sobre todas las cosas. De esta forma reconocerás a Dios como centro de tu vida, y entonces tu oración será escuchada, y aún así, Dios escucha intentos, nunca dejes de orar. Has hecho bien y por eso Dios te ha escuchado."
¿Vivimos de verdad la Navidad? ¿Cómo la estamos preparando? ¿Qué obstáculos vamos levantando para que, esos días, no sean auténticamente cristianos?

“Vosotros enviasteis mensajeros a Juan, y él ha dado testimonio de la verdad”…el Padre me ha enviado” Jn 5,33-36



FERIAS DE ADVIENTO:
¡CON MARIA!

17 diciembre: ¡ESPERA CON MARIA!
La que conocía las promesas desde antiguo, se convierte en la Madre del Esperado.
¡María de la esperanza! Enséñanos a esperar
¡María de la esperanza! Ayúdanos a renacer a la fe
¡Maria de la esperanza! Indícanos cómo acunar a Dios en nuestro corazón
¡María de la esperanza! Llévanos a centrarnos en Jesús
¡María de la esperanza! Empújanos a ser portadores del amor de Dios
¿Qué haces ahí, María, postrada y recogida en Ti misma? Estoy esperando a que se cumpla lo prometido desde antiguo.
¿Qué haces ahí, María, de rodillas y en el suelo? No hago sino seguir las indicaciones que me sugiere el cielo: cuanto más humillado Dios, más humano.
¿Qué haces ahí, María, mirando tu seno? Miro porque quiero para el mundo salvación, paz, vida, dulzura, alegría y amor. Y, eso, sé que Dios lo puso dentro de mí.

“..y Jacob engendró a José, el esposo de María, de la cual nació Jesús, llamado Cristo”

18 diciembre: ¡Vive con María y con José!
José, el del silencio. El que, sin decir nada, con su actitud lo dijo todo: aquí estoy, Señor. ¡Haz lo que quieras! Y es que, en los sueños, es también donde los hombres soñamos a ser grandes, a ser perfectos. y también, donde las sombras, nos juegan unas malas pasadas.
Pero, el sueño de José, fue muy distinto. Sus dudas se transformaron en confianza. Gracias, al sueño de José, también nosotros podemos vivir unas navidades de ensueño y de sueños. ¿Quién no sueña con cumplir la voluntad de Dios? ¿O es que tal vez soñamos con todo menos con Dios? ¿Quién no sueña con un mundo en paz? ¿Quién no sueña, como José, con poner algo de nuestra parte para que el mundo vaya mejor?
¡Soñemos! ¡Claro que sí! ¡Soñemos. y hagamos, como José! ¡Creer!

“José despertó e hizo lo que le había mandado el ángel” (Mt 1,18.-24)

19 diciembre:¡Déjate, como María, llevar por Dios!
Cuando uno se encuentra con Dios, pero un encuentro de verdad, se queda, como María: turbado, silencioso, sorprendido. Zacarías, lo podemos leer en el evangelio de hoy, salió de su -bis a bis- con el ángel “silencioso”.
En cuantas ocasiones, contemplando el rostro de muchas personas que nos rodean, podemos intuir o comprender que algo muy fuerte les ha pasado.
Un Juan Pablo II que, cuando entraba en oración, parecía como si el mundo no existiera. Un Francisco de Javier que, celebrando la Eucaristía, las horas le parecían segundos. Un Francisco de Asís, el fundador de los belenes, que desde su roce con Jesús…su vida cambió radicalmente.
¿Has tenido alguna vez, en algún momento, una experiencia tan impresionante de Dios como para quedarte en silencio?
Ojala que, la Navidad, produzca un silencio tan grande en tu vida que puedas escuchar el latido del corazón del mismo Jesús.
Hoy, muchos creyentes en el mundo, a pesar de que algunos nos quieran hacer pensar lo contrario, nos dicen: ¡mirad lo que Dios ha hecho en mí!

“Al salir, Zacarías no podía hablarles, y ellos comprendieron que había tenido una visión en el santuario” (Lc 1,5-25)

20 diciembre: ¡Fíate, como María, del Angel!
Dios, una vez más, nos sorprende y deja el ancho cielo para, con la voz de un ángel, visitar la humilde casa de María.
¿Te imaginas escuchar la voz de Dios en tu propia casa? Podemos pensar que, los espacios exclusivamente sagrados, son la iglesia, una catedral, una capilla o un antiguo monasterio. Pero, Dios, es de aquellos que, cuando tiene algo que hacer y que decir, nos deja boquiabiertos y se presenta en los lugares más insospechados o menos divinos.
Un rincón, el de María, fue el señalado por Dios para hacerse hombre. Pero, todos los días, allá donde estamos, los que creemos y esperamos en Jesús de Nazaret, Dios se hace presente por nuestras palabras o ausente con nuestros silencios; visible con nuestras obras o invisible con nuestra pereza.
La Navidad, es ese espacio especialmente sagrado, donde Dios se deja ver, rezar, contemplar y adorar…hecho Niño.

“Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo” (Lc 1,26-38)

21 diciembre: ¡Sal de tu casa, como María!
Navidad, además, es ponerse en camino. ¿No lo van hacer los pastores? ¿No lo harán los Magos? ¿No lo hicieron por celestial autopista, ángeles subiendo y bajando del cielo? ¿No se pusieron en marcha los más pobres y sencillos?
¡Ponerse en camino! Sólo los caminantes, los que salen de sí mismos son capaces de contemplar la belleza.
Y, también María, en camino se puso. La llena de Dios, deja a un lado sus preocupaciones, y sale hacia fuera.
Eso, también, es Navidad. ¿No salió Dios del mismo cielo para meterse en Santa María? ¿No saldrá Dios de María para integrarse en el mundo? ¡Cómo no va a salir, María, también de sí misma! ¡De tal Madre..vendrá tan buen hijo!
La Navidad es elegir un camino: el sendero que va a Belén.
La Navidad es salir de nuestros palacios (vida cómoda, materialismo, vanidad, egoísmo, etc) e visitar situaciones y personas que nos necesitan.
La Navidad, es tomar ejemplo de Dios: salir de nuestros pequeños o grandes cielos y hacerse presente en las moradas más insospechadas. En los lugares donde, tal vez, menos nos esperaban. ¿Seremos capaces?

¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre! (Lc 1,39-45)

22 diciembre: ¡Bendice, como María, lo que Dios hace por ti!
Era tanto lo que le ocurría a María que, tenía dos opciones: creérselo o explotar en un cántico de alegría y de alabanza a Dios.
Todo su ser, como cuando nosotros estamos llenos de motivos para la fiesta, estalló en un gran cántico a Dios.
María, al contrario que nosotros, estaba totalmente llena de Dios. Le reservó las mejores habitaciones de su corazón; limpió con mimo su alma para que el Señor estuviera a gusto. Y, para colmo, se fió de que Dios se hubiera fijado en una humilde nazarena. Hay un viejo proverbio que dice: “dime con quien andas y te diré quién eres”. Rezando el magnificat uno llega a concluir que, María, con quien está a todas horas, a quien mejor conoce, de quien está totalmente enamorada..es de Dios. María, reconoce en este cántico, “MAGNIFICAT” todo lo que Dios ha realizado, es y proporcionará a su pueblo con Jesús.
¿Será suficiente con que, nosotros, lo adoremos en Belén? ¿Servirá de algo si, luego, en la vida normal no lo alabamos con la misma fuerza y tesón que María? ¿Por qué no leer una y otra vez, hoy, el magnificat?
Navidad no es poner adornos. La Navidad es inspirarnos para el resto del año. La Navidad se nota también en nuestro grito: ¡Dios; qué grande eres!

“Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi Salvador”
Lc 1,46-56

23 diciembre: Rompe, como María, el silencio
Se rompe el silencio. Cesa la preparación. Es el momento en el que, nuestros labios, como la lengua de Zacarías, despega para celebrar el acontecimiento esperado y ansiado desde siglos: ¡Viene el Señor! Tal vez, la sociedad y nuestro mundo occidental, está demasiado silencioso con las cosas de Dios. ¿Tenemos derecho a suavizar el Misterio de la Navidad? ¿Podemos llamarnos amigos de Jesús y permanecer mudos como si, su nacimiento, no fuera con nosotros y por nosotros? La Navidad no es ruido ensordecedor; no es el reclamo interesado del comercio. Pero, la Navidad, tampoco es un poner sordina a lo que es genuino y auténtico en ella.
¿Qué ocurre en aquella plaza? Preguntaba un peregrino. ¡Es que ha nacido Jesús, y lo estamos celebrando! Respondió un vecino de aquel pueblo.
¿Seremos capaces de cantar y exclamar con igual firmeza, con el mismo entusiasmo y con ese convencimiento, pasado mañana, ¡Es que ha nacido Jesús, y lo estamos celebrando!?
La Navidad es romper el ruido del mundo con el silencio de Dios.

“Inmediatamente, a Zacarías, se le soltó la boca y la lengua, y empezó a hablar bendiciendo a Dios” Lc 1,57-66

24 diciembre: ¡Aclama a Dios, porque, visita nuestra tierra!
Termina el adviento y comienza a hacerse visible lo que tanto hemos preparado y esperado: Dios nace!
Necesitamos del Señor: hay tanto que nos tiene esclavos!
Necesitamos del Señor: a veces nos sentimos tan débiles!
Necesitamos de un Dios-Niño: nos falsean tanto, la verdad, los poderosos!
Necesitamos de un Salvador: vamos tan a la deriva!
Vayamos, también nosotros, por delante!
Anunciemos el secreto de la Navidad!
No apaguemos el susurro de un Niño que es Dios y Hombre!
Pongamos el corazón, como Dios mismo, lo hace en Belén: con amor!
Iluminemos a los de cerca y a los de lejos: ¡hay tanta oscuridad!
Reavivemos a los que viven tristes: ¡hay tanto vivo que está muerto!
Digamos que, la Navidad, es vida y paz!

Pregonemos que, la Navidad, es fe y esperanza!
Gritemos que, la Navidad, es Dios en la tierra!
Reafirmemos que, sin Dios, la Navidad se queda huérfana!
Gracias, Señor, por dignarte bajar a esta casa!
Gracias, Señor, por escoger la pobreza en vez de la riqueza!
Gracias, Señor, por permitirnos verte como hombre!
Gracias, Señor, por dejarnos adorarte como Dios!
Gracias, Señor, por dejarte reverenciarte como Rey!
¡Bienvenido a nuestra tierra!
Y, cuanto veas de negativo en ella, por favor te lo pido:
¡CAMBIALO, SEÑOR!
¡Bienvenido a tu casa, Señor!

“Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque ha visitado y redimido a su pueblo”
Lc 1,67-79


¡FELIZ NAVIDAD! ¡DIOS, PORQUE EL QUIERE, NACE EN LA TIERRA!

Thursday, November 12, 2009

Monday, October 12, 2009

Novena al Beato Luis Guanella




“Quiero ser espada de fuego en el ministerio santo”

Novena a Don Guanella en el Año Sacerdotal 2009



Día 1 El sacerdote… testigo del Evangelio

Guía: En el nombre de Dios Padre bueno, del Hijo Jesús, sacerdote eterno
y del Espíritu Santo fuente de santidad.

Todos.-Amén

Guía: Para esta novena a nuestro Fundador proponemos unos textos tomados de la Carta del Santo Padre con motivo del Año Sacerdotal. Nos mueven los siguientes motivos:

Nuestro Padre Fundador era sacerdote y toda su vida estuvo marcada por su condición de sacerdote. Es un ejemplo para sus hijos y para todos los sacerdotes.

Queremos responder a la invitación del Santo Padre, rezando con él para que los sacerdotes vivan con fidelidad y entrega su vocación, sepan descubrir cada día la riqueza de su sacerdocio en Cristo y puedan transmitir a los fieles los tesoros de la Gracia.

El Santo Padre envía su Carta a toda la Iglesia porque este Año Sacerdotal es también de todo el Cuerpo de Cristo; y todo el Cuerpo de Cristo está invitado a meditar sobre el Sacerdocio y a redescubrir un sacerdocio adecuado para la nueva evangelización...

También nosotras, Hijas de Santa Maria de la Providencia, participamos del sacerdocio de los bautizados y tenemos una parte activa en la obra de la evangelización. La palabra del Santo Padre tiene que ser nuestra guía para llevar a cabo nuestro apostolado en unión con Cristo y con la Iglesia.

Guía: Que Don Guanella, hombre de Dios, sacerdote de Cristo por la gracia de Dios acompañe nuestra oración en su memoria.

Antífona cantada:” Tu palabra me da vida…”

1 Lector: Palabra de Dios 1 Tm 4,14,16

“No descuides el carisma que hay en ti, que se te comunicó por intervención profética mediante la imposición de las manos del colegio de presbíteros.
Ocúpate en estas cosas; vive entregado a ellas para que tu aprovechamiento sea manifiesto a todos.Vela por ti mismo y por la enseñanza; persevera en estas disposiciones, pues obrando así te salvarás a ti mismo y a los que te escuchen”

Todos: Tu palabra non enseñe tener la mirada fija en Jesús, profeta, sacerdote y Rey.


2 Lector: Mensaje del Papa.

“Queridos hermanos en el Sacerdocio: He resuelto convocar oficialmente un "Año Sacerdotal" con ocasión del 150 aniversario del "dies natalis" de Juan María Vianney, el Santo Patrón de todos los párrocos del mundo, que comenzará el viernes 19 de junio de 2009, solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús -jornada tradicionalmente dedicada a la oración por la santificación del clero. Este año desea contribuir a promover el compromiso de renovación interior de todos los sacerdotes, para que su testimonio evangélico en el mundo de hoy sea más intenso e incisivo, y se concluirá en la misma solemnidad de 2010.”

Todos: Pedimos para que los sacerdotes, sean fieles a su Ministerio y anuncien con valentía el Mensaje del Evangelio.

3 Lector: Escritos de Don Guanella

“Vemos a aquel joven hijo de montañés que mientras se ofrece a Dios dice: “Padre, quiero ser sacerdote” y después de haber superado los numerosos obstáculos dice:” Soy lo que Dios ha querido, soy sacerdote “in eternum”. ¡Bendito sea Dios! Fui pastor de ovejas y ahora lo soy de un pueblo. Aplaudamos a Dios, porque yo quiero ser espada de fuego en el ministerio santo…Dios mío estoy aquí y soy feliz” (Il montanaro Art. XIV)

Para compartir:

¿Para que necesitamos este Año Sacerdotal?
El mensaje del Papa no se dirige exclusivamente a los sacerdotes, sino a toda la Iglesia. ¿Cómo puedo participar activamente en este año Sacerdotal?

Resonancia compartida…

Padre Nuestro

G.-Oración a Don Guanella

Beato Luis Guanella, apóstol de la caridad,
que en el mundo invadido por el odio y el egoísmo
has esparcido las riquezas de tu corazón socorriendo
a los pobres y necesitados tan queridos para ti:
obtén para nosotros el favor del Señor de conservar y
acrecentar el amor a Dios y al prójimo.
En particular concédenos la gracia que te imploramos
hoy y la perseverancia hasta el fin.
Amén.

(Cada día una diferente del manual de oraciones)

Todos: Canto a Don Guanella

(Elegir cada día uno diferente. Ver anexo)

Día 2 El sacerdote ministro de Dios

Guía: En el nombre de Dios Padre bueno, de su Hijo Jesús, sacerdote eterno
y del Espíritu Santo, fuente de santidad.

Todos.-Amén

Guía: Que Don Guanella, hombre de Dios, sacerdote de Cristo por la gracia de Dios acompañe nuestra oración en su memoria.

Antífona cantada:” Tu palabra me da vida…”

1 Lector: Juan 15.14

“Vosotros sois mis testigos si hacéis lo que yo os digo”

Todos: Tu palabra non enseñe tener la mirada fija en Jesús, profeta, sacerdote y Rey.

2 Lector: Mensaje del Papa.

.“El Sacerdocio es el amor del corazón de Jesús", repetía con frecuencia el Santo Cura de Ars. Esta conmovedora expresión nos da pie para reconocer con devoción y admiración el inmenso don que suponen los sacerdotes, no sólo para la Iglesia, sino también para la humanidad misma. Tengo presente a todos los presbíteros que con humildad repiten cada día las palabras y los gestos de Cristo a los fieles cristianos y al mundo entero, identificándose con sus pensamientos, deseos y sentimientos, así como con su estilo de vida. ¿Cómo no destacar sus esfuerzos apostólicos, su servicio infatigable y oculto, su caridad que no excluye a nadie? Y ¿qué decir de la fidelidad entusiasta de tantos sacerdotes que, a pesar de las dificultades e incomprensiones, perseveran en su vocación de "amigos de Cristo", llamados personalmente, elegidos y enviados por Él?




Todos: Pedimos para que los sacerdotes, sean fieles a su Ministerio y anuncien con valentía el Mensaje del Evangelio.

3 Lector: Escritos de Don Guanella

“Si en este momento pudiera preguntar a Don Guanella que ya goza de la serena paz de la muerte y él pudiera responderme con su habitual sencillez y modestia, le preguntaría como le gustaría que le llamara en este último saludo: estoy seguro que me diría: SIERVO DE LA CARIDAD.”
(Elogio funebre del Cardenal Ferrari LDP Dicembre 1915 p. 196)

Para compartir:

¿Cuando me relaciono con un sacerdote, veo en él un instrumento de Dios?
¿Cómo puedo ayudar a los sacerdotes para que sean fieles a su vocación?
Padre Nuestro

G.-Oración a Don Guanella

Todos: Canto a Don Guanella

Día 3 El sacerdote, fuerte del amor de Cristo

Guía: En el nombre de Dios Padre bueno, de su Hijo Jesús, sacerdote eterno
y del Espíritu Santo, fuente de santidad.

Todos.-Amén

Guía: Que Don Guanella, hombre de Dios, sacerdote de Cristo por la gracia de Dios acompañe nuestra oración en su memoria.

Antífona cantada:” Tu palabra me da vida…”

1 Lector: (Jn 15, 13).

“Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos”

Todos: Tu palabra non enseñe tener la mirada fija en Jesús, profeta, sacerdote y Rey.

2 Lector: Mensaje del Papa.

“Pero la expresión utilizada por el Santo Cura de Ars que“El Sacerdocio es el amor del corazón de Jesús" evoca también la herida abierta en el Corazón de Cristo y la corona de espinas que lo circunda. Y así, pienso en las numerosas situaciones de sufrimiento que aquejan a muchos sacerdotes, porque participan de la experiencia humana del dolor en sus múltiples manifestaciones o por las incomprensiones de los destinatarios mismos de su ministerio: ¿Cómo no recordar tantos sacerdotes ofendidos en su dignidad, obstaculizados en su misión, a veces incluso perseguidos hasta ofrecer el supremo testimonio de la sangre?
Sin embargo, también hay situaciones, nunca bastante deploradas, en las que la Iglesia misma sufre por la infidelidad de algunos de sus ministros. En estos casos, es el mundo el que sufre el escándalo y el abandono. Ante estas situaciones, lo más conveniente para la Iglesia no es tanto resaltar escrupulosamente las debilidades de sus ministros, cuanto renovar el reconocimiento gozoso de la grandeza del don de Dios, plasmado en espléndidas figuras de Pastores generosos, religiosos llenos de amor a Dios y a las almas, directores espirituales clarividentes y pacientes”

Todos: Pedimos para que los sacerdotes, sean fieles a su Ministerio y anuncien con valentía el Mensaje del Evangelio.

3 Lector: Escritos de Don Guanella

“Es verdad que la cruz es el reto de toda persona que peregrina en la tierra, pero también lo es que para algunos la cruz es más pesada que para otros. La de don Guanella fue muy grande.”

(Elogio funebre del Cardenal Ferrari LDP dicembre 1915 p. 196)

Breve silencio de reflexión personal

Para compartir:

¿Veo la negatividad y el anti testimonio como una invitación a una mayor purificación y a rezar más y mejor, o me siento desanimada y desilusionada?
Es necesario que haya escándalos dice Jesús... pero pobre del que los provoca.

Padre Nuestro

G.-Oración a Don Guanella

Todos: Canto a Don Guanella

Día 4 El sacerdote planta, pero es Dios quien hace crecer…

Guía: En el nombre de Dios Padre bueno, de su Hijo Jesús, sacerdote eterno
y del Espíritu Santo, fuente de santidad.

Todos.-Amén

Guía: Que Don Guanella, hombre de Dios, sacerdote de Cristo por la gracia de Dios acompañe nuestra oración en su memoria.

Antífona cantada:” Tu palabra me da vida…”

1 Lector: 1 Cor 15,10

“Mas, por la gracia de Dios, soy lo que soy; y la gracia de Dios no ha sido estéril en mí. Antes bien, he trabajado más que todos ellos. Pero no yo, sino la gracia de Dios que está conmigo”

Todos: Tu palabra non enseñe tener la mirada fija en Jesús, profeta, sacerdote y Rey.

2 Lector: Mensaje del Papa.

“Queridos hermanos en el Sacerdocio, pidamos al Señor Jesús la gracia de aprender también nosotros el método pastoral de san Juan María Vianney. En primer lugar, su total identificación con el propio ministerio. En Jesús, Persona y Misión tienden a coincidir: toda su obra salvífica era y es expresión de su "Yo filial", que está ante el Padre, desde toda la eternidad, en actitud de amorosa sumisión a su voluntad. De modo análogo y con toda humildad, también el sacerdote debe aspirar a esta identificación. Aunque no se puede olvidar que la eficacia sustancial del ministerio no depende de la santidad del ministro, tampoco se puede dejar de lado la extraordinaria fecundidad que se deriva de la confluencia de la santidad objetiva del ministerio con la subjetiva del ministro”.

Todos: Pedimos para que los sacerdotes, sean fieles a su Ministerio y anuncien con valentía el Mensaje del Evangelio.

3 Lector: Escritos de Don Guanella

“Siento dentro de mi un espíritu de acción que no se como describir, pero que me da la certeza del éxito aún en medio de las más difíciles circunstancias de los tiempos, cuando por gracia de la obediencia siento que cuanto hago es cosa de Dios”.(Resoconto- programma al Vescovo 19 marzo 1885)

Para compartir:

¿Que significado tiene para mi el hecho de que la vida personal y el ministerio deben ser una cosa sola como lo eran para San Juan María Vianney y para nuestro Padre Don Luis Guanella?
¿Soy capaz de poner todo mi ser al servicio del apostolado?

Padre Nuestro

G.-Oración a Don Guanella

Todos: Canto a Don Guanella



Día 5 El Sacerdote hombre lleno de caridad, testigo del amor
de Cristo


Guía: En el nombre de Dios Padre bueno, de su Hijo Jesús, sacerdote eterno
y del Espíritu Santo, fuente de santidad.

Todos.-Amén

Guía: Que Don Guanella, hombre de Dios, sacerdote de Cristo por la gracia de Dios acompañe nuestra oración en su memoria.

Antífona cantada:” Tu palabra me da vida…”

1 Lector: Rom 12, 1-17

“Hermanos: Os exhorto, por la misericordia de Dios, a presentar vuestros cuerpos como hostia vida, santa, agradable a Dios; éste es vuestro culto razonable.

Y no os ajustéis a este mundo, sino transformaos por la renovación de la mente, para que sepáis discernir lo que es voluntad de Dios, lo bueno, lo que le agrada, lo perfecto.

Que vuestra caridad no sea una farsa: aborreced lo malo y apegaos a los bueno. Como buenos hermanos, sed cariñosos unos con otros, estimando a los demás más que a uno mismo.
En la actividad no seáis descuidados; en el espíritu manteneos ardientes.
Servid constantemente al Señor”

Todos: Tu palabra non enseñe tener la mirada fija en Jesús, profeta, sacerdote y Rey.

2 Lector: Mensaje del Papa.

“La devota exageración del piadoso hagiógrafo ("En cuanto llegó, consideró la Iglesia como su casa... Entraba en la Iglesia antes de la aurora y no salía hasta después del Angelus de la tarde.) no nos debe hacer perder de vista que el Santo Cura de Ars también supo "hacerse presente" en todo el territorio de su parroquia: visitaba sistemáticamente a los enfermos y a las familias; organizaba misiones populares y fiestas patronales; recogía y administraba dinero para sus obras de caridad y para las misiones; adornaba la iglesia y la dotaba de paramentos sacerdotales; se ocupaba de las niñas huérfanas de la "Providence" (un Instituto que fundó) y de sus formadoras; se interesaba por la educación de los niños; fundaba hermandades y llamaba a los laicos a colaborar con él”

Todos: Pedimos para que los sacerdotes, sean fieles a su Ministerio y anuncien con valentía el Mensaje del Evangelio.

3 Lector: Escritos de Don Guanella.

“¿Cuál fue la fuente de su caridad a toda prueba? Es el secreto de los santos y también de Don Guanella. El mundo no conoce este secreto, el manantial donde el santo obtiene la fuerza para su apostolado. El secreto es Dios en el que el santo cree y espera con un amor fuerte. Por este motivo Don Guanella fue un santo.”
(Elogio funebre del Cardenal Ferrari LDP dicembre 1915 p. 198)

Para compartir:

El Cura de Ars, como nuestro Padre Fundador, estaba atento a las necesidades de sus fieles.
Como hija, es mi deber imitar al Padre y hacerme “voz” del que no tiene voz, bastón para el cojo, ojo del ciego… madre, amiga y hermana del pobre y afligido.

Padre Nuestro

G.-Oración a Don Guanella

Todos: Canto a Don Guanella

Día 6 El sacerdote…enamorado de Dios. Parte y comparte el
Pan de Vida


Guía: En el nombre de Dios Padre bueno, de su Hijo Jesús, sacerdote eterno
y del Espíritu Santo, fuente de santidad.

Todos.-Amén

Guía: Que Don Guanella, hombre de Dios, sacerdote de Cristo por la gracia de Dios acompañe nuestra oración en su memoria.

Antífona cantada:” Tu palabra me da vida…”

1 Lector: Juan 6,51
“Este es el pan que baja del Cielo, para que quien lo coma no muera. Yo soy el Pan vivo, bajado del Cielo. Si alguno come de este pan, vivirá eternamente; y el pan que yo le daré es mi carne, para vida del mundo”
Todos: Tu palabra non enseñe tener la mirada fija en Jesús, profeta, sacerdote y Rey.

2 Lector: Mensaje del Papa.

“El Santo Cura de Ars enseñaba a sus parroquianos sobre todo con el testimonio de su vida. De su ejemplo aprendían los fieles a orar, acudiendo con gusto al sagrario para hacer una visita a Jesús Eucaristía. "No hay necesidad de hablar mucho para orar bien", les enseñaba el Cura de Ars. "Sabemos que Jesús está allí, en el sagrario: abrámosle nuestro corazón, alegrémonos de su presencia. Ésta es la mejor oración". Y les persuadía: "Venid a comulgar, hijos míos, venid donde Jesús. Venid a vivir de Él para poder vivir con Él...". "Es verdad que no sois dignos, pero lo necesitáis". Dicha educación de los fieles en la presencia eucarística y en la comunión era particularmente eficaz cuando lo veían celebrar el Santo Sacrificio de la Misa. Los que asistían decían que "no se podía encontrar una figura que expresase mejor la adoración... Contemplaba la hostia con amor". Les decía: "Todas las buenas obras juntas no son comparables al Sacrificio de la Misa, porque son obras de hombres, mientras la Santa Misa es obra de Dios". Estaba convencido de que todo el fervor en la vida de un sacerdote dependía de la Misa: "La causa de la relajación del sacerdote es que descuida la Misa. Dios mío, ¡qué pena el sacerdote que celebra como si estuviese haciendo algo ordinario!". Siempre que celebraba, tenía la costumbre de ofrecer también la propia vida como sacrificio: "¡Cómo aprovecha a un sacerdote ofrecerse a Dios en sacrificio todas las mañanas!".

Todos: Pedimos para que los sacerdotes, sean fieles a su Ministerio y anuncien con valentía el Mensaje del Evangelio.

3 Lector: Escritos de Don Guanella.

“Le doy las gracias por el discurso que está preparando para mi primera Santa Misa .Le debo eterna gratitud por unirse a mi para festejar la grandísima solemnidad de mi primera Santa Misa, esa santísima y gloriosa jornada la más hermosa de mi vida, pensando en la cual en el futuro olvidaré cualquier afán para saltar de gozo y gratitud.”

(“Lettera di Don Luigi Guanella a don Adamini 23 Aprile 1866)

Para compartir:

Con frecuencia, limitamos nuestro apostolado al Ministerio de la Palabra: catequesis y predicación.
La fe cristiana es tan rica que requiere todo nuestro cuerpo, nuestra alma y nuestra vida para ser proclamada en modo creíble.¿ La mejor homilía? El ejemplo.

Padre Nuestro

G.-Oración a Don Guanella

Todos: Canto a Don Guanella

Día 7 El sacerdote: Un hombre al servicio de los demás.

Guía: En el nombre de Dios Padre bueno, de su Hijo Jesús, sacerdote eterno
y del Espíritu Santo, fuente de santidad.

Todos.-Amén

Guía: Que Don Guanella, hombre de Dios, sacerdote de Cristo por la gracia de Dios acompañe nuestra oración en su memoria.

Antífona cantada:” Tu palabra me da vida…”

1 Lector: Mc 9, 30-36

“Y saliendo de allí, iban caminando por Galilea; él no quería que se supiera,
porque iba enseñando a sus discípulos. Les decía: «El Hijo del hombre será entregado en manos de los hombres; le matarán y a los tres días de haber muerto resucitará.» ero ellos no entendían lo que les decía y temían preguntarle.
Llegaron a Cafarnaúm, y una vez en casa, les preguntaba: «¿De qué discutíais por el camino?»

Ellos callaron, pues por el camino habían discutido entre sí quién era el mayor.
Entonces se sentó, llamó a los Doce, y les dijo: «Si uno quiere ser el primero, sea el último de todos y el servidor de todos.»

Todos: Tu palabra non enseñe tener la mirada fija en Jesús, profeta, sacerdote y Rey.

2 Lector: Mensaje del Papa.

“La identificación personal con el Sacrificio de la Cruz lo llevaba -con una sola moción interior- del altar al confesionario. Los sacerdotes no deberían resignarse nunca a ver vacíos sus confesonarios ni limitarse a constatar la indiferencia de los fieles hacia este sacramento. En Francia, en tiempos del Santo Cura de Ars, la confesión no era ni más fácil ni más frecuente que en nuestros días, pues el vendaval revolucionario había arrasado desde hacía tiempo la práctica religiosa. Pero él intentó por todos los medios, en la predicación y con consejos persuasivos, que sus parroquianos redescubriesen el significado y la belleza de la Penitencia sacramental, mostrándola como una íntima exigencia de la presencia eucarística. Supo iniciar así un "círculo virtuoso". Con su prolongado estar ante el sagrario en la Iglesia, consiguió que los fieles comenzasen a imitarlo, yendo a visitar a Jesús, seguros de que allí encontrarían también a su párroco, disponible para escucharlos y perdonarlos. Al final, una muchedumbre cada vez mayor de penitentes, provenientes de toda Francia, lo retenía en el confesionario hasta 16 horas al día”

Todos: Pedimos para que los sacerdotes, sean fieles a su Ministerio y anuncien con valentía el Mensaje del Evangelio.

3 Lector: Escritos de Don Guanella.

“No cabe duda que, más allá de su acción gigantesca y amorosa en favor de los más pobres, el santo sacerdote tenía en su horizonte al bien espiritual de la persona. Esto no quita nada de mérito a su obra”

(Elogio funebre del Cardenal Ferrari LDP dicembre 1915 p. 197)

Para compartir:

San Juan María Vianney y nuestro Padre Don Guanella, consideraban la Eucaristía como el centro de sus vidas.
¿Qué significa la Eucaristía en mi vida cotidiana?

Padre Nuestro

G.-Oración a Don Guanella

Todos: Canto a Don Guanella

Día 8 El sacerdote: hombre obediente a Dios

Guía: En el nombre de Dios Padre bueno, de su Hijo Jesús, sacerdote eterno
y del Espíritu Santo, fuente de santidad.

Todos.-Amén

Guía: Que Don Guanella, hombre de Dios, sacerdote de Cristo por la gracia de Dios acompañe nuestra oración en su memoria.

Antífona cantada:” Tu palabra me da vida…”

1 Lector: (Jn 4, 34).

“Mi alimento es hacer la voluntad del Padre y llevar a cabo su obra”

Todos: Tu palabra non enseñe tener la mirada fija en Jesús, profeta, sacerdote y Rey.

2 Lector: Mensaje del Papa.

“El Cura de Ars consiguió en su tiempo cambiar el corazón y la vida de muchas personas, porque fue capaz de hacerles sentir el amor misericordioso del Señor. Urge también en nuestro tiempo un anuncio y un testimonio similar de la verdad del Amor: Deus caritas est (1 Jn 4, 8). Con la Palabra y con los Sacramentos de su Jesús, Juan María Vianney edificaba a su pueblo, aunque a veces se agitaba interiormente porque no se sentía a la altura, hasta el punto de pensar muchas veces en abandonar las responsabilidades del ministerio parroquial para el que se sentía indigno. Sin embargo, con un sentido de la obediencia ejemplar, permaneció siempre en su puesto, porque lo consumía el celo apostólico por la salvación de las almas. Se entregaba totalmente a su propia vocación y misión con una ascesis severa: "La mayor desgracia para nosotros los párrocos -deploraba el Santo- es que el alma se endurezca"; con esto se refería al peligro de que el pastor se acostumbre al estado de pecado o indiferencia en que viven muchas de sus ovejas. Dominaba su cuerpo con vigilias y ayunos para evitar que opusiera resistencia a su alma sacerdotal. Y se mortificaba voluntariamente en favor de las almas que le habían sido confiadas y para unirse a la expiación de tantos pecados oídos en confesión. A un hermano sacerdote, le explicaba: "Le diré cuál es mi receta: doy a los pecadores una penitencia pequeña y el resto lo hago yo por ellos". Más allá de las penitencias concretas que el Cura de Ars hacía, el núcleo de su enseñanza sigue siendo en cualquier caso válido para todos: las almas cuestan la sangre de Cristo y el sacerdote no puede dedicarse a su salvación sin participar personalmente en el "alto precio" de la redención”

Todos: Pedimos para que los sacerdotes, sean fieles a su Ministerio y anuncien con valentía el Mensaje del Evangelio.

3 Lector: Escritos de Don Guanella.

“No me arrepiento de haber seguido siempre la voz del corazón y las indicaciones de mi superior”.
(Resoconto-programma al Vescovo 19 marzo 1885)

Para compartir:

Servir al Señor con nuestra fragilidad humana, conscientes de nuestra indignidad, de nuestros límites y errores. Dios nos llama a cosas grandes así como somos. Una falsa humildad impediría la acción de Dios
Padre Nuestro

G.-Oración a Don Guanella

Todos: Canto a Don Guanella


Día 9 El sacerdote…”Escucha, interpreta y vive LA
PALABRA”


Guía: En el nombre de Dios Padre bueno, de su Hijo Jesús, sacerdote eterno
y del Espíritu Santo, fuente de santidad.

Todos.-Amén

Guía: Que Don Guanella, hombre de Dios, sacerdote de Cristo por la gracia de Dios acompañe nuestra oración en su memoria.

Antífona cantada:” Tu palabra me da vida…”

1 Lector: Col 3,16

“La palabra de Cristo habite en vosotros con toda su riqueza; instruíos y amonestaos con toda sabiduría, cantad agradecidos, himnos y cánticos inspirados”

Todos: Tu palabra non enseñe tener la mirada fija en Jesús, profeta, sacerdote y Rey.

2 Lector: Mensaje del Papa.

“En la actualidad, como en los tiempos difíciles del Cura de Ars, es preciso que los sacerdotes, con su vida y obras, se distingan por un vigoroso testimonio evangélico. Pablo VI ha observado oportunamente: "El hombre contemporáneo escucha más a gusto a los que dan testimonio que a los que enseñan, o si escucha a los que enseñan, es porque dan testimonio". Para que no nos quedemos existencialmente vacíos, comprometiendo con ello la eficacia de nuestro ministerio, debemos preguntarnos constantemente: "¿Estamos realmente impregnados por la palabra de Dios? ¿Es ella en verdad el alimento del que vivimos, más que lo que pueda ser el pan y las cosas de este mundo? ¿La conocemos verdaderamente? ¿La amamos? ¿Nos ocupamos interiormente de esta palabra hasta el punto de que realmente deja una impronta en nuestra vida y forma nuestro pensamiento?". Así como Jesús llamó a los Doce para que estuvieran con Él (cf. Mc 3, 14), y sólo después los mandó a predicar, también en nuestros días los sacerdotes están llamados a asimilar el "nuevo estilo de vida" que el Señor Jesús inauguró y que los Apóstoles hicieron suyo”

Todos: Pedimos para que los sacerdotes, sean fieles a su Ministerio y anuncien con valentía el Mensaje del Evangelio.

3 Lector: Escritos de Don Guanella.

“Tenía mucho amor a la Eucaristía. La primera y la última visita en las casas era al Dueño de Casa. Le gustaba que a la entrada de la Capilla se escribiera: El Paraíso en la tierra. Consieraba la Eucaristía el Centro de su vida espiritual y quería que asó fuera también para nosotros.”
(“Don Guanella uomo straordinario nell’opere e nelle virtù”.Ed. Nuove Frontiere 1989 Martino Cugnasca p. 87)

Para compartir:

¿Maestras o testigos?
Con frecuencia pensamos que podemos ofrecer un mejor servicio si hemos estudiado teología o catequesis o si mandamos nuestros jóvenes a muchos cursos... Mientras el pueblo de Dios necesita testigos y no maestros..

Padre Nuestro

G.-Oración a Don Guanella

Todos: Canto a Don Guanella

















Realizado por las hermanas Luisa Maria López y Anna Maria Bilotta

Saturday, September 12, 2009

24° domingo-del tiempo ordinario-LECTIO

24° domingo
del tiempo ordinario

LECTIO
Primera lectura: Isaías 50,5-9a
5 El Señor me ha abierto el oído
y yo no me he resistido
ni me he echado atrás.
6 Ofrecí la espalda
a los que me golpeaban,
mis mejillas
a los que mesaban mi barba;
no volví la cara
ante los insultos y salivazos.
7 El Señor me ayuda,
por eso soportaba los ultrajes,
por eso endurecí mi rostro
como el pedernal,
sabiendo que no quedaría defraudado.
8 Mi defensor está cerca,
¿quién me quiere denunciar?
¡Comparezcamos juntos!
¿Quién me va a acusar?
¡Qué venga a decírmelo!
9 Sabed que me ayuda el Señor:
¿Quién me condenará?

Este fragmento forma parte del llamado «Tercer canto del Siervo de Ynwx» (Is 50,4-11). La misteriosa figura del «siervo» (¿un profeta?, ¿el pueblo de Israel?) está presentada como la de un discípulo fiel. El Señor le ha hecho capaz de escuchar la Palabra (v 5) que le dirige a diario a fin de que la transmita a los hombres de su tiempo, en los cuales han disminuido la fuerza y la confianza (v 4). La fidelidad del discípulo a la misión recibida encuentra la oposición de aquellos a quienes ha sido enviado. Latigazos, ultrajes (mesar la barba), insultos y salivazos: la persecución se ensaña con la persona del anónimo siervo, pero él no se echa atrás (v 6), fortalecido con la certeza de que YHWH está cerca de él.
No verá decepcionada su confianza: por eso puede hacer frente a sus enemigos de manera resuelta (v 7) e incluso desafiarles llamándoles a juicio (v 8). El Señor le ayuda (v 9a) y le hace justicia (v 8a). Todo intento perverso de acusar y condenar al siervo resultará vano (vv 8b.9a), porque Dios es testigo y garante de su justicia e inocencia.

Segunda lectura: Santiago 2,14-18
14 ¿De qué le sirve a uno, hermanos míos, decir que tiene fe si no tiene obras? ¿Podrá acaso salvarle la fe? 15 Si un hermano o una hermana están desnudos y faltos del alimento cotidiano 16 y uno de vosotros les dice: «Id en paz, calentaos y saciaos», pero no les da lo necesario para su cuerpo, ¿de qué sirve? 17 Así también la fe: si no tiene obras, está muerta en sí misma.
18 También se puede decir: «Tú tienes fe, yo tengo obras; muéstrame tu fe sin las obras, que yo por las obras te haré ver mi fe».

Existe una preocupación central en la carta de Santiago: la fractura que opone, por una parte, a la Palabrade Dios escuchada y la fe proclamada y, por otra, la vida cotidiana. Se trata de una fractura que no sólo impide conseguir la salvación (v 14), sino que procura la muerte produciendo la ilusión de lo contrario.
Este pasaje ha sido leído por algunos como antítesis a la teología paulina de la salvación por mediación exclusiva de la fe. En realidad, es más correcto leer las vigorosas afirmaciones de Santiago como una llamada lanzada a los que, radicalizando las palabras de Pablo, las tergiversan, como si la relación con Dios se agotara en una adhesión interior a él. La fe auténtica, por el contrario, no puede dejar de manifestarse en gestos de amor, que obedecen a la Palabra del Señor. De otro modo, la fe resulta ineficaz, falsa: una ilusión (v 17). Igualmente, sería inexistente -si no sarcástico- un amor afirmado de palabra que no prestara ayuda concreta a la persona amada (vv. 15ss).
Santiago se sitúa aquí en la misma línea que la parábola del juicio narrada por el evangelista Mateo (cf. Mt 25,31-46): reconoce como seguidores de Jesús a los que, aun sin tener una fe explícita en su presencia, han socorrido a los necesitados, a los desamparados, a los despreciados... en sus necesidades. El apóstol Juan dice de una manera sintética en su primera carta: «Hijos míos, no amemos de palabra ni con la boca, sino con hechos y de verdad» (1 Jn 3,18). La fe o se traduce en vida de amor o simplemente no existe. Mientras que las obras revelan la fe de quien las realiza -sea consciente o inconsciente de lo que hace-, no es verdad lo recíproco (v 18).
La salvación, por tanto, es don de Dios que ha de ser acogido creyendo en él, y las obras constituyen la respuesta positiva del hombre a ese don. «No todo el que me dice: ¡Señor, Señor! entrará en el Reino de los Cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre, que está en los cielos» (Mt 7,21).

Evangelio: Marcos 8,27-35
En aquel tiempo, 27 Jesús salió con sus discípulos hacia las aldeas de Cesarea de Filipo y por el camino les preguntó:
—¿Quién dice la gente que soy yo?
28 Ellos le contestaron:
• Unos, que Juan el Bautista; otros, que Elías, y otros, que uno de los profetas.
29 Él siguió preguntándoles:
—¿Y vosotros quién decís que soy yo? Pedro le respondió:
• Tú eres el Mesías.
30 Entonces Jesús les prohibió terminantemente que hablaran a nadie acerca de él.
31 Jesús empezó a enseñarles que el Hijo del hombre debía padecer mucho, que sería rechazado por los ancianos, los jefes de los sacerdotes y los maestros de la Ley; que lo matarían y, a los tres días, resucitaría. 32 Les hablaba con toda claridad. Entonces Pedro lo tomó aparte y se puso a increparle. 33 Pero Jesús se volvió y, mirando a sus discípulos, reprendió a Pedro, diciéndole:
• ¡Ponte detrás de mí, Satanás!, porque tus pensamientos no son los de Dios, sino los de los hombres.
34 Después, Jesús reunió a la gente y a sus discípulos y les dijo:
• Si alguno quiere venir detrás de mí, que renuncie a sí mismo, que cargue con su cruz y que me siga. 35 Porque el que quiera salvar su vida la perderá, pero el que pierda su vida por mí y por la Buena Noticia la salvará.

Con este pasaje llega a un punto de atraque el itinerario que el evangelio de Marcos ha propuesto hasta aquí. Mediante el relato de las acciones de Jesús y las palabras con que las acompaña, el evangelista ha intentado hacer emerger la respuesta a la pregunta fundamental sobre la identidad de Jesús, cuyo nombre se había hecho famoso (cf. Mc 6,14). Ahora es el mismo Jesús quien explícita la pregunta: «¿Quién dice la gente que soy yo?»(v 27). El grupo de los discípulos, erigiéndose en portavoz de las expectativas mesiánicas de Israel, refiere que Jesús es considerado como Juan el Bautista, o bien Elías -cuyo retorno debía preceder a la venida del Mesías (cf. Mal 3,1)- o algún profeta, cuya falta ya se advertía desde hacía mucho tiempo.
Y cuando Jesús plantea la pregunta directa: «Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?» (v 29), Pedro, prototipo del discípulo, profesa su propia fe en Jesús reconociéndolo como Cristo, es decir, «mesías», «salvador». Los gestos que Jesús ha realizado, y que Marcos ha narrado en los ocho primeros capítulos de su evangelio, manifiestan el cumplimiento de las profecías mesiánicas. De este modo encuentra su explicación el primer atributo con el que el evangelista calificó a Jesús en el comienzo de su libro (cf. Mc 1,1b).
De ahora en adelante, su relato empieza a dar razón del segundo atributo: «Hijo de Dios» (Mc 1,1c). Esta segunda parte del evangelio, que será ratificada con otra profesión de fe, la de un pagano (el centurión: cf. 15,39), se abre con la autopresentación de Jesús, que esboza el modo como entiende y vive su propio mesiazgo: no como triunfo o éxito, sino como humillación y sufrimiento (v 31).
Con su reacción (v 32), Pedro se muestra ahora como prototipo de quien sigue una lógica diferente respecto a la de Dios, a la que se opone como Satanás. Jesús se muestra resuelto cuando recuerda a Pedro su lugar, que es detrás de él, único Maestro (v 33), y cuando precisa a todos las condiciones necesarias para ser discípulo suyo. Es menester dar la vuelta al propio modo de pensar de cada uno, a la imagen de Dios que se ha construido, a los objetivos que se había fijado. Es preciso seguir los pasos de Jesús. Hace falta proyectar nuestra existencia no como posesión egoísta y autosatisfactoria, sino como entrega (vv. 34ss).

MEDITATIO
¿Quién es para mí Jesús? La pregunta nos viene dirigida directamente. Nosotros somos hoy los discípulos que, habiendo vivido con Jesús, están invitados a pronunciarse sobre él. Puede resultar sencillo repetir una fórmula aprendida en el catecismo o asumir una posición aceptable por la mayoría sin una excesiva implicación personal: Jesús es el Señor, Jesús es un gran hombre, Jesús es el protector de los débiles...
¿Quién es para mí Jesús? Toda respuesta suena vacía si no afecta a mi vida, si no expresa mi compromiso con él. Sí, Jesús es el Hijo de Dios hecho hombre, el que nos ha revelado el amor del Padre por todos y en particular por los indefensos. Reconocerle y aceptarle como tal, invocarle como Señor, adquiere su significado pleno si, en consecuencia, le sigo en su camino. El amor que Jesús nos da y nos hace conocer es el amor de quien da la vida por los otros y paga cualquier precio con tal de permanecer fiel a ese amor. Jesús es verdaderamente nuestro Señor, si nosotros, dejando de lado nuestros proyectos mezquinos, asumimos el suyo, sin dejarnos condicionar por la mentalidad corriente, absolutamente centrada en el beneficio y en el culto a nosotros mismos.
Nuestras obras expresan la verdad de nuestra decisión, de nuestra respuesta a la pregunta sobre la identidad de Jesús.

ORATIO
Perdóname, Señor Jesús: también hoy he tenido miedo del rechazo y de la burla. No he conseguido seguirte en tu camino y me he rebajado a pactos con los criterios que, en este mundo, permiten estar de la parte de losvencedores. Tú elegiste el amor y fuiste escarnecido, no te creyeron y, por último, te mataron. Nunca dejaste de amar ni de demostrar amor: lo que decías lo ponías en práctica. Fuiste un derrotado para las crónicas mundanas, pero en el silencio de una aurora de primavera, resucitaste de la muerte. El amor, nos dijiste, es la única salvación, y creer en ti derrota todo abuso, todo egoísmo tiránico.
Perdóname, Señor Jesús, cuando expreso mi fe sólo de palabra, cuando me refugio en el escondite del «así hacen todos», en vez de saborear los espacios abiertos de tus caminos, a lo largo de los cuales se experimenta la alegría de dar la vida por los hermanos.

CONTEMPLATIO
Quien se libera del hombre viejo y de sus obras reniega de sí mismo y puede decir: «Ya no soy yo el que vive, sino que es Cristo quien vive en mí»; toma, en efecto, su cruz y es un crucificado para el mundo. Y el que ha crucificado en sí mismo el mundo, ése sigue al Señor crucificado. Pedro, que se escandalizó con el anuncio de la muerte del Señor, fue regañado severamente por el mismo Jesús: de este modo, los discípulos se vieron invitados a renegar de sí mismos, a tomar su cruz y a seguir al Maestro con el ánimo de quien se encuentra siempre en peligro de muerte.
A las palabras amargas les siguen las alegres, y el Señor anuncia: «El Hijo del hombre vendrá en la gloria del Padre con sus ángeles». Si temes la muerte, escucha la gloria del que triunfa. Si te espanta la cruz, escucha el homenaje que le rinden los ángeles. «Y entonces», añade el Señor, «dará a cada uno según sus obras». No hay distinción entre judíos y paganos, entre hombres y mujeres, entre pobres y ricos, porque no son las personas, sino las obras las que serán sometidas a juicio (Jerónimo, Commento al vangelo di Matteo, Roma 1969, pp. 167ss).

ACTIO
Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra:
«Que yo muestre, Señor, con mis obras mi fe en ti».

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL
¿Quién es Jesucristo para Ignacio Silone?
Es la expresión más elevada, más pura, más fecunda de la humanidad. En él se encarnan y se sintetizan esos valores que constituyen la base de toda civilización y que determinan la verdad —es decir, la autenticidad y la grandeza— de todo hombre. No elaboró un sistema filosófico o teológico, ni siquiera fundó una religión; no estableció pactos con el poder, no lisonjeó los bajos instintos del hombre, no vaciló en proponer una doctrina moral fuera de todos los esquemas, incluso «escandalosa», no tuvo miedo de ir contracorriente ni de introducir el desorden. Encarnando su mensaje en su persona, proclamó algunas verdades «locas», aunque sublimes y fecundas. En L'awentura d'un povero cristiano, Pier Celestino dirige a Bonifacio VIII estas palabras: «Pero si se despoja al cristianismo de sus llamadas cosas absurdas para hacerlo agradable al mundo, tal como es, y apto para el ejercicio del poder, ¿qué queda de él? Sabéis que la racionabilidad, el sentido común, las virtudes naturales existían, ya antes de Cristo, y se encuentran también ahora en muchos que no son cristianos. ¿Qué es lo que Cristo nos ha traído de más? Precisamente, algunas cosas absurdas en apariencia. Nos ha dicho: amad la pobreza, amad a los humillados y a los ofendidos, amad a vuestros enemigos, no os preocupéis por el poder, por la carrera, por los honores; son cosas efímeras, indignas de almas inmortales...» (p. 244).
A causa de sus «absurdos», Jesús se ve o bien rechazado, o bien domesticado, o bien escarnecido. [El] prefirió el patíbulo de la cruz después de haber proclamado que quien quiera seguirle debe renegar de sí mismo y tomar su cruz. Pero los detentadores del sentido común y, sobre todo, los sacerdotes «cuentan con una experiencia secular en el arte de hacer la cruz inocua» (II seme sotto la neve, p. 159). Aliándose con el poder, han reducido el cristianismo a instrumento de estabilidad social, pese a que aquél se fundamenta en la injusticia. Todo eso es traicionar a Cristo. Sustituyendo la imagen de Jesús crucificado y agonizante por la del Jesús «clerical, resucitado triunfante», ha traicionado la Iglesia a su Señor. Afortunadamente para nosotros, no puede impedir «que, de vez en cuando, algunos cristianos sencillos tomen la cruz en serio y actúen como locos» (II seme sotto la neve, p.159), ofreciéndose, a cuantos quieran verlo, como auténticos testigos de Jesús (F. Castelli, Volti di Gesú nella Ietteratura moderna, Cinisello B. 1987).

Charisse Pempengco duet with Celine Dion on Oprah

Charisse Pempengco duet with Celine Dion on Oprah

Tuesday, September 1, 2009

AMOR SE ESCRIBE CON R



AMOR SE ESCRIBE CON R

El amor es la experiencia más importante de la vida humana. En ella se decide el éxito o fracaso de una vida. Nuestra vida consagrada se concentra en un voto de amor, que abarca todas las dimensiones de la vida y se concreta en los tres votos. Todo el sentido de nuestra consagración reside en “amar como él amó”. Pero el amor es una realidad poliédrica. Tiene el amor humano muchos objetos: las cosas, las personas, uno mismo, Dios; tiene muchas dimensiones: afecto, ternura, amistad, intimidad. Engloba múltiples operaciones: se siente, se piensa, se hace, se decide, se desarrolla, se decepciona. El amor es la vocación fundamental de todo ser humano. Dicha vocación se presenta como la más profunda y permanente de las aspiraciones humanas y también como la más honda y permanente llamada de Dios.
No es extraño que cuando vivimos un cambio de ritmo en la programación de la vida y del trabajo, emerjan en la conciencia las preguntas y preocupaciones de fondo. Cuando cambiamos de actividad o de lugar; cuando nos tomamos un tiempo de descanso o de vacaciones se nos suelen plantear cuestiones vitales. Se viven sentimientos de vacío o de soledad; sentimientos de distancia o cercanía, ausencia y presencia. Es tiempo de encuentro con los amigos y los familiares. Tal vez su vida contrasta con la nuestra. Los encuentros hacen emerger los recuerdos comunes, las memorias personales y afectivas. Se toma conciencia de la singularidad de la propia vida y de la propia trayectoria. Suelen surgir con mucha naturalidad las preguntas de este tipo. ¿Por qué sigo siendo lo que soy? ¿Qué significa para mis seres cercanos mi estilo de vida y mi vocación? ¿Les importa lo que yo vivo? ¿De quién me siento yo en realidad? ¿A quien pertenezco? ¿Cuál es mi casa? ¿Quién me quiere a mí? ¿A quién quiero yo verdaderamente?
La vida consagrada que estoy viviendo, ¿me está ayudando a vivir el amor? ¿Me está haciendo una persona amorosa?
Para trabajar estas preguntas, quiero escribir una breve meditación sobre el amor. Y lo quiero articular al hilo de 10 palabras que comienzan por la letra “r”.

1. Relación

Nunca existimos solos, nacemos de la relación entre un padre y una madre; existimos en esa relación. Nos acompaña el ser hijos de XX durante toda la vida. Es una relación primordial. En ella aprendemos o no aprendemos a amar. Ahí se configura la urdimbre afectiva de nuestra vida. Aprendemos lo que es vivir en relación. Experimentamos la unidad y la intimidad afectiva. Nos entrenamos en la relación fraternal. Esas experiencias primordiales influyen en toda la vida posterior. Y es que el amor es relación. No toda relación es amorosa; pero todo amor es relación. La calidad del amor depende de la calidad de la relación interpersonal.




2. Respeto

La relación amorosa implica un gran respeto a la otra persona; ella es tierra sagrada; es la suya una historia sagrada. Su intimidad, sus diálogos interiores llevan la energía de su propia vitalidad. Amar a una persona es crear unidad e intimidad con ella. Pero se trata de una unidad de personas; no equivale a fusión ni invasión del otro. Implica una presencia mutua, que está hecha de cercanía y distancia, de pertenencia y libertad. Se alimenta de la comunicación y la escucha. El respecto excluye el intento de controlar y dominar. Ello requiere todo un aprendizaje: amar y dejarse amar.


3. Reconocimiento

Amar a alguien es reconocerlo como persona individual. El amor crea verdadero encuentro; la otra persona no es objeto para mi; no es un medio para asegurar mis intereses. El otro es una persona única, irrepetible. Está llena de posibilidades, de energía, de creatividad. Necesita ser mirada con ojos de amor para despertar esas posibilidades dormidas que hay en ella. Necesita experimentar que alguien cree en ella para poder creer en sí misma. Amar a la otra persona es ayudarle a descubrir su propia dignidad y belleza. Cada persona es un regalo para si misma y para los demás. Ha nacido con una misión especial en la vida. La misión se convierte en tarea de toda la vida. Podemos reconocerla, revelarle sus dones. Pero el principal regalo que podemos hacerle con nuestro amor consiste en hacerle llegar la noticia: tú eres amada de Dios; tú eres criatura de Dios, tú eres hija del Dios amor..

4. Responsabilidad

En primer lugar para con uno mismo. La “r” del amor lleva consigo la responsabilidad de amarse a sí mismo, en lo que uno es y en lo que se siente llamado a ser. La propia identidad no se vive de forma puntual; se percibe como una trama de hechos narrativos a través del tiempo. Cada narración selecciona, organiza las cadenas de acontecimientos. Los sitúa a una luz nueva; los reelabora; las historias de nuestra vida permanecen abiertas a nuevos significados. La vocación de ser uno mismo, de amarse y aceptarse a sí mismo es gracia. Y es tarea permanente. Vamos tejiendo el tapiz de nuestra existencia en las historias cotidianas. La construcción de la propia identidad existencial incluye también la responsabilidad de ser fiel a la propia misión en la vida: llegar a ser quien soy y quien me siento llamado a ser para cumplir mi misión en la vida.


5. Respuesta

El amor brota del estímulo amable, bueno, bello, o simplemente agradable. Originariamente uno no crea el estímulo amoroso; lo descubre en la llamada, en la mirada de otro. El amor brota de ese encuentro o descubrimiento. La vieja cuestión: ¿es bello porque me agrada o me agrada porque es bello? De be ser respondida rompiendo la alternativa. Es precisamente el encuentro entre lo subjetivo y lo objetivo lo que constituye la belleza. Así es también el encuentro amoroso.
El amor se aprende; no se nace sabiendo amar. Puede haber acontecido que hayamos aprendido amores inauténticos. Seguramente hemos experimentado las condiciones del amor: te amo, si eres bueno; te quiero si haces lo que yo espero de ti, etc. Y llevamos toda nuestra vida esta huella marcada en el alma… La dimensión más honda de nuestro amor es la experiencia de ser incondicionalmente amados por el Dios del amor y de la vida. Dios es amor. El fondo del ser es el amor. El sentido de la vida reside en el amor. Vivir esto constituye un experiencia cumbre en la vida.

6. Renuncia

En cuanto respuesta y responsabilidad implica renunciar a otras llamadas y solicitaciones: estoy llamado a dar fruto según el árbol que soy; tengo que renunciar a querer dar nueces si soy un roble. La sociedad y la cultura en la que vivimos con frecuencia nos ofrecen un manual de instrucciones equivocado para el manejo de nuestro amor: insiste en la gratificación inmediata, en el mercadeo, en la atracción. Pero no hay manual de instrucciones para el crecimiento en el amor. Estamos llamados recorrer un camino personal. ¿Estoy convencido de que yo soy el responsable de mi vida? ¿Estoy persuadido de que vivo la vida que quiero vivir o de que otros programan mi vida por mí? Renunciar a la identidad débil y difusa que me propone y estimula la sociedad de consumo, sólo así lograré vivir mi propia identidad como una persona integrada, capaz de ser sí misma. Y ello me posibilita amar con todo el corazón, con toda el alma, con todas las fuerzas. Si no soy capaz de superar las relaciones de amor interesado, relaciones que degradan a las otras personas y las convierten en objetos de mi interés, de mi placer, no he experimentado el amor de amistad. No digamos ya el amor de caridad o agape.

7. Recuerdo

El amor vive de nuestras experiencias y recuerdos; se alimenta de nuestras experiencias; nuestra memoria personal más valiosa es la memoria de nuestro amor. Las huellas que va dejando en nuestra memoria personal nos van constituyendo para el futuro. La historia de nuestra vida no consiste tanto en la historia de nuestros éxitos o fracasos, de nuestras obras y realizaciones; consiste en la historia de nuestro amor. ¿Estoy convencido de que tengo todavía mucho potencial mental y afectivo que desarrollar? No estoy atado a los aprendizajes pasados; puedo ser creativo. La necesidad y la capacidad de amar están siempre presentes en todas las etapas de la vida.
Y estas cuatro preguntas encadenadas dan de sí para explorar nuestra vitalidad personal y relacional. ¿Cómo doy el amor? ¿Cómo recibo el amor que me dan? ¿Cómo lo pido? ¿Cómo lo rechazo?


8. Renovación.

El amor es dinámico y difusivo. Da que sentir, que pensar, que hacer, que recodar, que soñar. El amor no crece inevitablemente en línea recta; hay saltos y retrocesos. El camino del crecimiento se puede parecer a los dientes de sierra. Precisamente porque la vida está entretejido de una trama de experiencias y sentimientos que se contraponen y con frecuencia se oponen: frialdad y calidez, cercanía y distancia; ternura y posesión…El crecimiento en el amor como en crecimiento personal y espiritual es una tarea permanente. Es un trabajo de integración personal, de unificación interior. Tener viva una gran meta y pasión de la vida moviliza las energías. Pro no basta; es preciso tener metas concretas. Así se manifiesta a voluntad de vivir plenamente la vida y de tomar en serio la vocación fundamental al amor.

9. Resistencia

El amor es fecundo. El amor es vital y vitalizador. Expande la vida; le confiere futuro. Sin embargo actualmente muchas personas tienen que experimenta la difícil fecundidad del amor. En la vida consagrada, se está padeciendo colectivamente la experiencia de la falta de fecundidad. Nuestro proyecto de vida como voto de amor no parece tener encanto y atractivo. Otros rostros del amor resultan deslumbrantes. Estamos viviendo bajo esa cruz. La cruz de un futuro que se presenta incierto y problemático;
La cruz de aprender a envejecer sin ver la descendencia, es decir, sin que aparezcan los continuadores. Seguir creyendo en el amor aun sin ver sus frutos como uno esperaría, sino abiertos a las sorpresas del Espíritu.
La cruz de la muerte de las instituciones que otros han creado, mantenido, y han hecho servir para el bien de los destinatarios, que han ocupado tal vez lo mejor de nuestros sueños y energías.
Vivir el amor en estas circunstancias implica desarrollar la capacidad de resistencia a la adversidad. Resistencia sin ira y sin rencor; amor resistente que es aquella actitud que nace de la confianza en las promesas de Dios. Es fruto de la esperanza teologal. Se expresa en la oración perseverante. Al fin de cuentas reconoce que el amor tiene forma de cruz: está hecha del palo horizontal y del palo vertical; y es el palo vertical clavado en la tierra el que sostiene al horizontal.

10. Resurrección

El amor es más fuerte que la muerte. Es aperitivo y hambre de resurrección y vida para siempre. El amor es protesta contra la realidad de la muerte. Lo realmente decisivo de la vivencia del amor reside en que de ella depende el sentido de la resurrección. Sólo el que ama realmente está interesado en vivir. Y en vivir para siempre. Sólo el que ama puede confesar con sentido que el amor es más fuerte que la muerte y puede vislumbrar que el amor es prenda y promesa de resurrección.
Y sólo el que quiere vivir para siempre necesita que haya resurrección de los muertos. Precisamente en esa necesidad empalma la promesa evangélica. Si no siento con fuerza la urgencia de que algo o alguien viva para siempre, me habré hecho incapaz de esperar la resurrección de los muertos. Podré seguir recitando el credo, más será mera recitación. Ahí está la hondura más terrible de la relación de amor. Para los que no aman a personas de carne y hueso la resurrección no es una esperanza; es una amenaza. ¡Una terrible amenaza!
Ahí radica la seriedad del amor en esta vida presente. De ahí la importancia de examinar cómo ando de vitalidad, qué hay en mí con ganas de vivir, qué deseo vivir realmente. ¿Me doy permiso para amar? ¿Qué bloqueos me impiden crecer en la experiencia de amar y ser amado? ¿Qué signos de la verdad del amor descubro en mí?

Tal vez resulten preguntas y reflexiones demasiado transcendentes para el tiempo de verano. O tal vez el movimiento de las olas del mar o la imponente grandeza de las montañas o el acompañamiento de la vida que se acerca a su ocaso o de la vida que empieza brinden trasfondos adecuados para recordar las palabras de Jesús: “ amaos unos a otros como yo os he amado”.